Colapso de corrientes oceánicas podría desencadenar muy pronto un enfriamiento global
¿El actual calentamiento global podría invertirse y resultar en un enfriamiento global? Todo hace indicar, que los gases de efectos invernadero tendrían mucho que ver.
El planeta tierra está cubierto de agua en más del 70%, siendo el mayor regulador o factor en generar cambios en las condiciones meteorológicas, donde las corrientes oceánicas se forman por cambios de temperaturas, viento y salinidad, cuya función es equilibrar el calor presente.
Desde hace varios años, se ha ido incrementando la hipótesis sobre el colapso de algunas corrientes que puedan generar grandes cambios a nivel global, especialmente en el hemisferio norte, similar a lo sucedido en la tan conocida, amada y odiada película de “El día después de mañana”. Estudios recientes indican que podría suceder algo así más pronto de lo que imaginábamos…
Corriente del Golfo y la AMOC
Sobre el Atlántico, varias corrientes marinas se originan por dominio del viento, continentalidad, salinidad y temperaturas. Desde el Golfo de México, nace la corriente cálida que toma ese nombre desplazándose sobre el estrecho de Florida hacia la Costa Este y rumbo al Atlántico norte. Al llegar a esta zona, su temperatura disminuye y se torna más salada, enfriándose y hundiéndose.
En este punto, se le conoce ahora como la Circulación de retorno meridional del Atlántico – AMOC por sus siglas en inglés –, componente zonal integrado de las corrientes superficiales y profundas, fluyendo hacia el norte aguas cálidas y hundiéndose hacia el sur de aguas frías y más saladas, que forma parte de la Circulación Termohalina.
Importancia de la AMOC en el planeta
El transporte, intercambio o regulación de temperatura es el principal papel de esta circulación, al desplazar calor hacia el Atlántico norte, además de regular el clima de Europa y en general, del hemisferio norte impidiendo que se congele por completo en invierno. Transporta hasta un 25 % del calor que se intercambia entre océano y atmósfera a nivel global.
Desde mediados del siglo XX, estudios mostraron una desaceleración en su velocidad hasta del 15% que se mantiene, e incluso por momentos es mayor. Esto debido a mayor agua fría y dulce procedente del derretimiento de glaciares que desestabiliza su circulación, siendo su primera señal de cambio, el calentamiento de las aguas en el Atlántico norte.
Comportamiento previsto: colapso durante este siglo.
La velocidad actual de la AMOC es la más lenta en 1600 años, aunado al “calentamiento global” (aunque en realidad sólo algunas partes del planeta se han calentado), siendo observadas las primeras señales desde 2021. Los nuevos análisis están indicando que la circulación podría colapsar en algún momento entre los años 2025 a 2095 con un punto intermedio en 2050.
Incluso, algunos sugieren que ocurriría tan pronto como el año 2025 que, con evidencias de colapsos pasados – porque ya ha ocurrido – la temperatura global disminuye hasta 10 °C en algunas décadas, como en la era de hielo. Esta situación es cíclica, algo que el planeta vive cada cierto tiempo y la última vez ocurrió el colapso y su restauración entre hace 115 mil a 12 mil años.
¿Qué efectos podría darse si la corriente se frena?
Los eventos serían extremos y catastróficos, según sea el caso, en varias zonas del planeta, ¿recuerdan la película “El día después de mañana”? Esta es un claro ejemplo de lo que podría pasar si la Corriente del Golfo cambia y la AMOC se frenan, algo extremo que no quedaría descartado de cómo podría terminar todo.
En principio, el patrón de lluvias a nivel mundial cambiaría afectando billones de personas que dependen para alimentos en la India, Sudamérica y África occidental. Las tormentas invernales aumentarían en Europa, aumentando el nivel del mar en la costa este de América del Norte, además de poner en peligro el Amazonas y el hielo en la Antártica, esto último debido a que el calor que no subiría al polo norte, se iría al polo sur.
Por supuesto, resalta los cambios para el hemisferio norte, donde directamente tendría efectos, siendo la disminución de temperaturas, iniciando entre Groenlandia y Europa tornándose frío rápidamente, incrementándose las nevadas gradualmente en el hemisferio, extendiendo el hielo marino y aumentando glaciares; México no quedaría fuera.
La cobertura de nieve, asociado a extensas y continuas tormentas invernales o ciclones de latitudes medias, ocasionaría que la temperatura siguiera disminuyendo por efecto del albedo (reflejo de la radiación solar). ¿Sería el inicio de una era de hielo? Difícil de responder, pero es un escenario suficientemente probable a largo plazo para tenerlo en cuenta.
Algunos “peros” en los estudios realizados
Básicamente, el análisis realizado se basa en la concentración de gases de efecto invernadero, al cual se le llama un punto de inflexión, siendo sus repercusiones un planeta extremadamente caliente, derretimiento de polos y aumento del nivel del mar. Sí el calentamiento aumenta, el colapso de la circulación se aceleraría, pero si se frena o ralentiza, el colapso tardaría más.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático tiene la esperanza de que el escenario sea una menor emisión de gases de efecto invernadero, por ende, que no colapse pronto la AMOC. Sin embargo, el Profesor Peter Ditlevsen de la Universidad de Copenhague en Dinamarca, quien dirigió el nuevo estudio del colapso menciona que “deberíamos de estar preocupados”.
También dijo que, los modelos utilizados en el IPCC tienen una resolución baja y no tienen la habilidad suficiente en analizar los procesos no lineales involucrados, haciéndolos demasiado conservadores. Sólo nos queda esperar los cambios de temperatura y ¿el aumento de frío, nieve y hielo?