Día Mundial de la Arquitectura: arte para diseñar comunidades resilientes
Desde 1996, el primer lunes de octubre se celebra el Día Mundial de la Arquitectura. Este año, la Unión Internacional de Arquitectos decidió destacar la capacidad de la arquitectura para crear comunidades resilientes
Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier, define a la arquitectura de la siguiente manera: “La arquitectura es el punto de partida del que quiera llevar a la humanidad hacia un porvenir mejor”.
La arquitectura nace cuando los seres humanos pasamos de ser nómadas a sedentarios, a tener la necesidad de establecernos y construir los lugares donde sentirnos seguros y resguardarnos de las variaciones del tiempo y el clima.
De esas primeras chozas organizadas alrededor del fuego, a los edificios que buscan llegar al cielo, la arquitectura es hoy el arte y la técnica de proyectar y diseñar edificios, espacios y estructuras, enfocándote en el diseño, la creación, la mejora y la restauración de espacios físicos a partir de las necesidades del ser humano.
Cada primer lunes de octubre se celebra el Día Mundial de la Arquitectura, por decisión de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA). Para este año eligió como lema "Arquitectura para comunidades resilientes", muy relevante en medio de la crisis climática, para promover la incorporación del concepto de resiliencia en sus diseños.
Arquitectura resiliente
La arquitectura resiliente es aquella que incorpora materiales o características que hacen que sus diseños o construcciones sean capaces de recuperarse rápidamente tras las perturbaciones ocasionadas por el ser humano o de aquellas derivadas de su intervención con el ambiente.
En este contexto de cambio climático, es importante hacer frente a los eventos derivados de la crisis climática que afectan a las ciudades. La arquitectura resiliente al clima es un nuevo tipo de urbanismo que utiliza estrategias de mitigación y adaptación climática para lograr su objetivo. Implementando diseños sostenibles y respetuosos con el ambiente, se puede hacer frente a las consecuencias de las variaciones a largo plazo causadas por el cambio climático, tales como el aumento en la frecuencia e intensidad de las olas de calor, sequías, inundaciones y el aumento del nivel medio del mar.
Esto requiere no sólo de las buenas artes de los arquitectos, sino también de la ingeniería de la resiliencia, aquella que busca soluciones con base tecnológica o copiando las soluciones naturales. En combinación con medidas estructurales (obras de ingeniería que actúan expresamente sobre las amenazas), y con medidas no estructurales (tales como la concientización, educación y la alerta temprana), la arquitectura resiliente es uno de los pilares en la reducción del riesgo de desastres en las ciudades.
Ciudades resilientes
La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) ha elaborado una lista de 10 aspectos esenciales que deben cumplirse para hacer ciudades resilientes, en base al Marco de Sendai para la reducción del riesgo de desastres 2015-2030.
El aspecto esencial 4 refiere a “Promover el diseño y desarrollo urbano resiliente”, e incorpora principios y mejores prácticas de zonificación, códigos de construcción y la resiliencia de las instalaciones, maximización del uso de soluciones de diseño urbano e incorporación de soluciones basadas en la naturaleza, el diseño sostenible, la adopción y promoción del uso de normas sobre eficiencia energética, entre otros.
Los otros aspectos esenciales también incorporan elementos relacionados con el diseño, planificación y construcción de ciudades resilientes: los marcos institucionales y administrativos, financiamiento y recursos; la evaluación de riesgos; la protección, el mejoramiento y la resiliencia de la infraestructura haciendo especial énfasis en la protección de las instalaciones críticas de las ciudades y destacando la prioridad de diseñar y construir escuelas y hospitales seguros.
Arquitectura resiliente al clima
Las ciudades crean y concentran riesgos, además de ser responsables de emitir el 70% de los gases de efecto invernadero.
La crisis climática está motorizando procesos de protección climática, mediante la combinación de medidas de mitigación del cambio climático (reducir emisiones) y de adaptación al clima del futuro, adoptando criterios innovadores o copiando las soluciones de la naturaleza. Por ello, los proyectos de infraestructura que consideran la resiliencia al clima establecen bases y prácticas comunes para identificar, clasificar y gestionar los riesgos climáticos a la hora de planificar, diseñar, construir y supervisar proyectos y programas de urbanización.
Es fundamental considerar los efectos del cambio climático en las viviendas, como lo es hacerlo sobre las infraestructuras críticas o vitales, aquellas que aseguran el funcionamiento de la ciudad (puentes, aeropuertos, vías de comunicación, centrales eléctricas).
Y para ello, se deberán considerar nuevos materiales, soluciones ancestrales adaptadas (palafitos), viviendas bioclimáticas, incorporar escenarios de riesgo en el diseño, promover políticas que motoricen el aumento de la resiliencia frente a una o múltiples amenazas y la incorporación de infraestructura verde y azul en los principales proyectos de desarrollo e infraestructura de la ciudad, entre otras acciones.
La arquitectura y el urbanismo resiliente al clima son aspectos fundamentales en cualquier estrategia que tenga como objetivo desarrollar una ciudad resiliente. Por ello es prioritario impulsarlos y promoverlos antes de que enfrentemos el peor rostro de la emergencia climática.