Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales
El 18 de agosto se conmemora internacionalmente el "Día de la Prevención de Incendios Forestales", con el fin de concientizar sobre sus destructivas consecuencias. Repasamos cómo afecta el cambio climático a estos fenómenos.
Por definición, un incendio forestal es un fuego que se propaga libremente sin control humano, con efecto no deseado principalmente para la vegetación. Esos fuegos pueden ser no programados, o programados y no controlados. Afectan a: las tierras forestales, la fauna que habita en ellas causando la destrucción total de los ecosistemas y la pérdida irreparable de la biodiversidad en el lugar, también a los seres humanos con daños en la salud, la economía, las estructuras edilicias y espacios recreativos.
Si el fuego afecta zonas no boscosas se incluye el término incendio rural. Estas llamas afectan a la vegetación del tipo matorrales, arbustales y/o pastizales. A veces puede causar un gran daño ecológico en vastas extensiones de terreno, sobre la flora, la fauna, los recursos hídricos y los suelos; pueden provocar daños económicos en estancias y afectar el paisaje dejando huellas irreversibles en zonas turísticas.
Cuando esas llamas logran avanzar sin control sobre áreas contiguas urbanas-rurales, o donde se entremezcla la vegetación con estructuras edilicias tales como viviendas y establecimientos agrícolas, se lo denominan incendios de interfase.
Las estadísticas globales reflejan que, cada vez el número de incendios forestales, su propagación y la superficie afectada es mayor, y esto está vinculado con el cambio climático. Las olas de calor recurrentes (más intensas y extensas), y el aumento de zonas con profundas sequias, generan condiciones propicias para que se desaten incendios forestales con mayor frecuencia.
Causas de los incendios forestales
El 95% de los incendios forestales son causados por actividades antropogénicas. La presencia del ser humano en los bosques, pastizales, montes o en sus adyacencias, puede ocasionar grandes desastres forestales. Algunas de estas acciones son intencionales , orientadas directamente a la deforestación, como la quema de pastizales para favorecer el rebrote y crecimiento de las pasturas y así disponer de forraje tierno para la hacienda en la primavera.
Lamentablemente, son practicas muy antiguas y fuertemente arraigadas en la cultura de agricultores y ganaderos, las mal llamadas “quemas controladas” suelen salir de ese control inestable y de un momento al otro. Se deben modificar de manera inmediata estas prácticas de quema para la deforestación, reemplazándolas por la amplia gama de alternativas que hoy en día ya ofrece la tecnología, y una mejor planificación del uso de los suelos, para que resulte aceptable desde el punto de vista ambiental, y hasta mas productivo también.
Otro gran problema y causa antropogénica del fuego es la negligencia. Personas que realizan fuegos en zonas prohibidas, fogones mal apagados o descuidados, colillas de cigarrillos arrojados, efecto lupa por dejar residuos donde no corresponde, etc. Todas estas causas son totalmente evitables, si se pone atención en los cuidados y la divulgación de la información necesario para una correcta concientización, haciendo hincapié en las medidas preventivas. Por eso, el 18 de agosto en todo el mundo se pone especial atención a este asunto con el Día de la Prevención de Incendios Forestales.
Por otro lado, existen también causas naturales, estas son responsables solo del 5% de los incendios forestales. La caída de un rayo suele ser la más significativa y común dentro de este origen. Cuando se dan tormentas con mucha actividad eléctrica, con descargas a tierra y sin caída de precipitación sobre la vegetación seca (combustible disponible listo para arder), el fuego se desata. Otras de las causas naturales pueden ser: la actividad volcánica o la caída de alguna roca cósmica incandescente.
Como prevenir los incendios forestales
Es muy importante que cada persona conozca las siguientes medidas preventivas, necesarias para evitar generar un daño mayor al ambiente:
- No arrojes al suelo colillas de cigarrillos, fósforos y ningún otro elemento con el que hiciste fuego, aunque creas que están bien apagados puede no ser así.
- Se hace fuego solo en lugares habilitados, los cuales tienen cartelería clara que te indicará que esa zona es para tal finalidad. Consultá las recomendaciones propias del lugar que estás visitando.
- Asegurate de que ese lugar habilitado para el fuego se mantenga despejado de elementos combustibles como: ramas, árboles, hojas y hierba seca que puedan arder.
- Nunca hagas fuego debajo de los árboles.
- Tené siempre a mano recipientes con abundante agua.
- Delimitá la zona del fuego para impedir o evitar que se propague.
- Nunca pierdas de vista el fuego.
- Es importante que conozcas las condiciones meteorológicas del lugar, el pronóstico sobre un cambio de dirección o intensidad del viento es fundamental para que no arrastre chispas a los árboles y pastizales cercanos.
Seis generaciones de incendios forestales
Según el contexto histórico-forestal de los incendios, hasta el momento se cuentan seis generaciones. Cada incendio forestal se comporta de manera diferente según: el combustible, las características como: el perímetro, la intensidad y la velocidad de propagación, el contexto territorial y temporal, y las acciones que se deben llevar a cabo para su extinción.
Sabemos que las condiciones meteorológicas del entorno son capaces de: iniciar, propagar y también extinguir un incendio forestal. A través de la combinación de: sequía, altas temperaturas y el detonante final de la actividad eléctrica (condiciones óptimas para generar fuego); viento fuerte y rachado (colabora en la propagación y recrudecimiento de las llamas); y las lluvias abundantes (que muchas veces solo ellas son capaces de terminar con fuegos inaccesibles y enormes, sobre orografía escarpada). Pero también ocurre a la inversa, hay incendios que son capaces de modificar las condiciones meteorológicas de la zona afectada por las llamas y de su entorno más inmediato. A este tipo de fuegos se lo clasifica como incendios forestales de sexta generación.
Son fuegos rápidos y agresivos, las llamas pueden superar la velocidad de avance de 6 km/h. Se trata de incendios devastadores, incontrolables, muy peligrosos y de muy difícil predicción en su evolución. La acumulación elevada de biomasa, debido al abandono de espacios forestales y agrícolas junto con las sequías y las altas temperaturas, son los principales motores de los incendios de sexta generación.
La energía liberada por el fuego es tan elevada que genera una actividad piroconvectiva, esta puede dar lugar a la formación de pirocúmulos o pirocumulonimbos, los cuales colapsan con la bajada de las temperaturas generando un comportamiento del fuego extremadamente errático y rápido. Los incendios de sexta generación son imparables una vez que se desarrollan, y por eso son una de las mayores preocupaciones en cuanto a las labores de extinción en la actualidad.