La cobertura de hielo marino en el Ártico sigue disminuyendo
El hielo marino del Ártico ha alcanzado probablemente su extensión máxima del año, con 15,01 millones de kilómetros cuadrados el 14 de marzo. El máximo de 2024 es el decimocuarto más bajo en los 46 años.
El hielo marino del hemisferio norte siguió reduciéndose y adelgazando en lo que va de este 2024. La cobertura máxima de hielo invernal en el Océano Ártico es coherente con un declive continuado que ya lleva 46 años. Tal como indica Earth Observatory, el análisis de las observaciones por satélite ha revelado que la superficie total del Océano Ártico cubierta de hielo marino alcanzó los 15,65 millones de kilómetros cuadrados el 14 de marzo. Esto supone 640.000 kilómetros cuadrados menos de hielo que la extensión máxima media entre 1981 y 2010.
En conjunto, la cobertura máxima de hielo invernal en el Ártico se ha reducido en una superficie equivalente una vez y media de la Patagonia. Y esto desde 1979. El mapa que encabeza la nota muestra la extensión del hielo el 14 de marzo, día del máximo anual. Para determinar la extensión, los científicos proyectan las observaciones por satélite del hielo marino en una cuadrícula y luego suman la superficie total de cada celda que está cubierta de hielo al menos en un 15 %.
El contorno amarillo muestra la mediana de la extensión del hielo marino en febrero de 1981 a 2010. La mediana es el valor medio, o sea que la mitad de las extensiones fueron mayores que la línea amarilla y la otra mitad menores. El análisis, publicado por el Centro Nacional de Datos sobre la Nieve y el Hielo (NSIDC), se basa en datos recogidos con sensores de microondas a bordo del satélite Nimbus-7, operado conjuntamente por la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), junto con satélites del Programa de Satélites Meteorológicos de Defensa.
La importancia del hielo marino en el clima global
El gráfico que sigue debajo muestra la extensión diaria del hielo marino hasta mediados de marzo de 2024 (rojo continuo) en comparación con el mínimo histórico de 2017 (naranja) y la extensión media de 1981 a 2010 (azul). El máximo de hielo ártico de este año es el decimocuarto más bajo registrado. Los complejos patrones meteorológicos dificultan la predicción de lo que ocurrirá en un año determinado.
Los científicos de la NASA y del Centro Nacional de Datos sobre la Nieve y el Hielo (NSIDC) de la Universidad de Colorado, en Boulder, realizan un seguimiento de estas fluctuaciones estacionales y anuales porque el hielo marino da forma a los ecosistemas polares de la Tierra y desempeña un papel importante en el clima mundial. "El hielo marino y la nieve que lo cubre son muy reflectantes", explica la científica especializada en hielo Linette Boisvert, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA.
Boisvert agregar que "en verano, si tenemos más hielo marino, éste refleja la radiación del Sol y ayuda a mantener el planeta más fresco". Por el contrario, la disminución del hielo hace que la Tierra sea más susceptible al calentamiento solar. El océano expuesto es más oscuro y absorbe fácilmente la radiación solar, captando y reteniendo esa energía y contribuyendo, en última instancia, al calentamiento de los océanos y la atmósfera del planeta.
Las técnicas para medir la cobertura de hielo
El hielo marino alrededor de los polos es más susceptible al clima que hace una docena de años. Las mediciones del grosor del hielo recogidas con altímetros láser a bordo del satélite ICESat-2 de la NASA muestran que ha quedado menos hielo durante los meses más cálidos. Esto significa que cada año debe formarse hielo nuevo a partir de cero, en lugar de construirse sobre el hielo viejo para formar capas más gruesas. El hielo más fino, a su vez, es más propenso a derretirse que las acumulaciones de varios años.
Para complementar lo que ocurre en el norte, te dejamos el video de NASA con el análisis del comportamiento del hielo en la Antártida en el verano del hemisferio sur. Volviendo al Ártico, "la idea es que en un par de décadas tendremos veranos prácticamente sin hielo", afirma Boisvert, con una cobertura de hielo reducida a menos de 1 millón de kilómetros cuadrados, y la mayor parte del Océano Ártico expuesta al resplandor del calentamiento del Sol.
Según los datos, las mayores pérdidas de masa de hielo se dieron en pérdidas en la porción septentrional del Mar de Okhotsk, al norte de Japón y el Mar de Bering. Estas pérdidas se han compensado con aumentos en el Mar de Barents y el Golfo de San Lorenzo, que hicieron que el valor final no sea menor.
Desde 2002, la extensión del hielo en el mínimo estival no ha vuelto a aproximarse a la media a largo plazo. Aunque la extensión del hielo invernal ha fluctuado, las observaciones por satélite e in situ han demostrado que hay mucho menos hielo multianual y más hielo anual. El comportamiento de esas grandes masas de hielo es vital para poder valorar finalmente su impacto sobre el clima global.