La inesperada teoría de la Universidad de California sobre los incendios forestales y la calidad del aire

Un nuevo estudio ha vinculado la ocurrencia de incendios forestales y la calidad del aire, un tema que hasta ahora no ha sido bien explorado. Estos son los sorprendentes resultados del trabajo.

vista nocturna de un incendio forestal, con árboles entre las llamas
Los incendios forestales son una catástrofe natural que afecta diversos países año tras año.

Según un nuevo estudio, desarrollado por la Universidad Riverside de California, de los Estados Unidos, la mejora de la calidad del aire puede estar asociada con un aumento en la frecuencia de los incendios forestales. Esto ocurre en situaciones en las que esta mejora se consigue actuando únicamente sobre la producción de aerosoles o la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

Sólo la combinación de dos factores puede frenar esta amenaza: por un lado debemos reducir la contaminación del aire por aerosoles y al mismo tiempo debemos centrarnos en reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

El efecto invernadero es un fenómeno que permite la vida en la Tierra, ya que permite el equilibrio térmico que es fundamental para la supervivencia de la especie humana.

Si esto no se logra simultáneamente, podríamos estar aumentando la ocurrencia de incendios forestales en zonas donde hay numerosos bosques, particularmente en las latitudes del norte de Rusia, Escandinavia, Canadá y Alaska. El estudio indica que la limpieza de los aerosoles del aire puede poner en especial riesgo las zonas forestales del hemisferio norte.

Aerosoles y gases de efecto invernadero

Los aerosoles son pequeñas partículas que, suspendidas en el aire, se mueven con la fuerza del viento. Algunos son naturales (polvo y sal marina, por ejemplo), pero los hay de origen antropogénico, que resultan de la quema de combustibles fósiles, especialmente carbón. Estos aerosoles tienden a reflejar la luz del sol, haciendo que las nubes sean más brillantes. Menos aerosoles significa que más radiación solar llega a la superficie de la Tierra.

El metano es un gas formado por una molécula de Carbono (C) y cuatro de Hidrógeno (H), por lo que su fórmula química es CH4. Es un gas incoloro e inodoro que, añadido al aire, puede provocar explosiones.

El metano y el dióxido de carbono (CO2) son dos de los GEI más conocidos. El efecto invernadero es un fenómeno que permite la vida en la Tierra, ya que permite el equilibrio térmico que es fundamental para la supervivencia de la especie humana.

Central eléctrica
Las centrales eléctricas de carbón, a pesar de haber demostrado ser contaminantes, siguen siendo una realidad en muchos países europeos.

Sin embargo, la emisión de ambos gases, habiendo aumentado significativamente en los últimos 150 años, como consecuencia de las actividades humanas, ha provocado un aumento del efecto invernadero y con él cambios en los patrones climáticos.

Cambio climático e incendios forestales

Actualmente, se sabe que las olas de calor y los períodos secos ocurren con mayor frecuencia que hace 50 años. Esto provoca que la cantidad de material combustible (plantas, arbustos o árboles, por ejemplo) en el suelo sea mayor.

Para que en el futuro no aumente el número de incendios y su intensidad, sería importante reducir las emisiones de metano procedentes de la agricultura, la ganadería, los vertederos y la quema de combustibles fósiles. Se sabe que el metano calienta la atmósfera 80 veces más que el CO2 y que tiene una vida útil mucho más corta: el metano sólo dura una década en la atmósfera, mientras que el CO2 puede estar presente durante miles de años.

Reducir las emisiones de metano a un nivel consistente con la trayectoria promedio de aumento de la temperatura del planeta de 1,5 °C proporcionaría beneficios significativos para la salud humana y de los ecosistemas, la seguridad alimentaria y nuestras economías.

Más de 150 países han firmado el Compromiso Global sobre Metano en 2023, que tiene como objetivo reducir las emisiones de metano en al menos un 30% respecto a los niveles de 2020, esto para 2030. Cabe señalar que los 150 países representan más de la mitad de las emisiones globales de metano producido por la humanidad, lo que hace que este objetivo sea alcanzable. Por lo tanto, esta década será sumamente importante para entender si la humanidad tendrá un papel activo en la protección de los bosques.

Referencia de la noticia:

Robert J. Allen et al., Are Northern Hemisphere boreal forest fires more sensitive to future aerosol mitigation than to greenhouse gas–driven warming?.Sci. Adv.10,eadl4007(2024).DOI:10.1126/sciadv.adl4007