Los microplásticos, un problema que crece y se esparce por el mundo a cada día
El impacto de los microplásticos en los ecosistemas está aumentando y podría dejar una huella cada vez más pronunciada en las generaciones futuras. ¡Descubre más sobre este tema con nosotros!
Es bien sabido que los microplásticos son un problema cada vez más grave en los océanos, los ríos y el medio acuático en general, pero nuevos estudios indican que determinadas partículas de plástico diminutas —de menos de 5 mm de diámetro— también son transportadas por la acción del viento, impactando ya a varios zonas de suelos secos, como parques naturales y parques nacionales, y como consecuencia a la fauna y flora que coexiste en ellos.
Existen dos grandes grupos de microplásticos: los que se originan directamente a partir de determinados bienes de consumo —como los cosméticos, que generalmente tienen forma esférica— y los que se originan a partir de la descomposición de materiales —por ejemplo, provenientes de botellas plásticas, con formas más pequeñas y lineales—. En esta última categoría, la degradación de los plásticos se produce por la acción del Sol, lo que hace que este material se vuelva quebradizo y, en consecuencia, susceptible a la acción erosiva de las olas del mar.
La presencia de microplásticos en el medio marino ha sido ampliamente estudiada, e incluso se han encontrado estas partículas muy pequeñas en el plancton y en el sistema digestivo de las ballenas (partículas un poco más grandes). Sin embargo, los microplásticos no sólo pueden plantear un problema en los océanos.
Los vientos también transportan estas piezas microscópicas de plástico por todo el planeta y la forma distinta que pueden adoptar estas partículas tiene un impacto en el transporte de la acumulación posterior en determinadas zonas.
Los efectos del viento
Estudios recientes, desarrollados por investigadores de dos universidades norteamericanas, la Universidad de Cornell, en Nueva York, y la Universidad Estatal de Utah, en Logan, apuntan a que los microplásticos de forma irregular son transportados por el viento de manera más eficiente que los que tienen forma esférica, lo que resulta en períodos más largos de transporte y deposición en un área mucho más extensa.
Otra conclusión interesante de estos estudios es que las fibras microplásticas, más finas y alargadas, son especialmente abundantes tanto en zonas rurales como urbanas, depositándose más rápidamente y más cerca de su origen, pero que también tienen una mayor permanencia en los ecosistemas, en comparación con las partículas esféricas.
Comprender cuáles son las “rutas” más utilizadas por los microplásticos transportados por el viento puede ser importante, por un lado para determinar con mayor precisión cuáles son los lugares de origen, y por otro para crear planes de gestión territorial que atiendan este tipo de riesgo de salud.
Hay algunas zonas del planeta que aún no se ven afectadas por este flagelo, sin embargo, la huella de la actividad humana es cada vez mayor y las consecuencias para las generaciones futuras podrían ser desastrosas.
Es importante concienciar a la población mundial sobre la reducción del consumo de plásticos de un solo uso y las consecuencias que pueden surgir si no se hace nada.