Macabro: arqueólogos encuentran restos de una “niña vampiro” en un cementerio en Polonia
Los restos hallados en una excavación revelan prácticas siniestras de una época en la que los enfermos podían ser considerados vampiros.
Un hallazgo espeluznante sorprendió a los arqueólogos durante la excavación de una necrópolis del siglo XVII, en la aldea de Pnie, en la región polaca de Pomerania.
Los investigadores encontraron los restos de una niña de entre 5 y 7 años de edad, enterrada con prácticas “antivampiros”. Su cuerpo estaba sepultado boca abajo y tenía un candado atado al cuello.
Los restos de otros tres niños se encontraron en un pozo a pocos metros de la sepultura de la niña. Uno de los fragmentos de mandíbula estaba pintado de verde, con una poción que resultó estar compuesta de oro, permanganato de potasio y cobre.
Los arqueólogos indican que estas prácticas corresponden a antiguos rituales antivampiros. Matteo Borrini, profesor de antropología forense, explicó que los "entierros de vampiros" eran habituales en toda la Europa cristiana desde el siglo XIV, “para evitar que los muertos volvieran a molestar a los vivos”.
Cerca del cuerpo de la niña encontraron además los restos de una mujer adulta, sepultada con el mismo tipo de práctica: un candado atado al dedo gordo de su pie y una hoz rozando el cuello. Con este mecanismo, el difunto se degollaría a sí mismo en cualquier intento por salir del entierro.
Los restos óseos se encontraron una área destinada a “los excluidos”, fuera del perímetro de un cementerio cristiano, en el que no eran bienvenidos.
Por aquel entonces, eran considerados excluidos aquellos que presentaban rasgos físicos o mentales asociados a la brujería o al vampirismo, como palidez, delgadez, hemorragias, e incluso conductas extrañas que producían temor en los vecinos.
"También podría haber sido una persona que murió de forma violenta y repentina en circunstancias extrañas. La muerte súbita a menudo se consideraba algo que la gente debería temer", explicó Dariusz Poliński, profesor de arqueología y director de las excavaciones.
En verdad, los rasgos estigmatizantes tenían que ver con condiciones físicas poco comunes o enfermedades como la tuberculosis, pero por entonces se asociaban al mundo de los muertos.
Historia de los vampiros
El vampiro es un ser que vuelve de la muerte para alimentarse de la sangre de los vivos y, en ese acto, convertirlos también en vampiros. Es una de las criaturas imaginarias más recurrentes en el folclore de muchas culturas de los siglos XVII y XVIII, sobre todo en Europa y en algunas comunidades aborígenes de Norteamérica.
El miedo a los vampiros propiciaba la exhumación de cadáveres para realizar prácticas que impidieran su retorno al mundo de los vivos. Estas prácticas incluían la inserción de ajos en sus bocas, la introducción de estacas en sus corazones e incluso la cremación.
Los cuerpos sospechosos eran aquellos que, tras un tiempo de enterrados, se mantenían más preservados o que exhibían en sus bocas indicios de algo similar a la sangre. Además, cuando el rigor mortis cedía, los fallecidos adquirían la apariencia de alguien en un profundo sueño, lo cual inquietaba aún más a los vivos.
Hoy se sabe que el estado conservado de los cadáveres tenía que ver con las propiedades del suelo que, sin bacterias anaeróbicas, ralentizaba la descomposición de los cuerpos. La sustancia en la boca que los vivos creían sangre, provenía del tracto digestivo, que en su degradación producía un líquido amarronado.
Hubo “brotes vampíricos” en varios momentos de la historia, que causaron muertes masivas, pánico y rituales de exhumación antivampiros. La gente creía que estos seres atacaban primero a familiares, vecinos y luego propagaban su daño a pueblos vecinos, en una escalada exponencial muy similar al modo en que se propaga una enfermedad muy contagiosa.