Pronóstico actualizado de La Niña 2024: los centros climáticos indican que su arribo no sería tan temprano como se creía
Contrariamente a lo esperado, y aunque las previsiones aún muestran que su llegada es inminente, por el momento se anticipa que la llegada del fenómeno se pospondrá.
El océano Pacífico ecuatorial continúa enfriándose, en su transición de El Niño 2023-2024 hacia un evento de La Niña que se viene esperando desde comienzos de año, pero que ha demorado en llegar más de la cuenta.
El pronóstico estacional publicado en junio por el International Research Institute for Climate and Society (IRI) de la Climate School de la Universidad de Columbia en Estados Unidos, en colaboración con el Climate Prediction Center (CPC) de la NOAA, que mensualmente emite una previsión del fenómeno El Niño-La Niña, indica que para el próximo trimestre JAS (julio-agosto-septiembre) existe una alta probabilidad (>60%) de transición a una fase La Niña.
Además, se indica que es muy probable que las condiciones de La Niña persistan hasta el primer trimestre del próximo año, que es el límite máximo del pronóstico emitido. No obstante, la intensidad no sería para volverse locos. El pronóstico consolidado del CPC (representado por la curva azul gruesa) prevé que, en su punto máximo, La Niña podría alcanzar una anomalía cercana a -1°C, manteniéndose principalmente entre -0.5 y -1.0°C, lo cual se clasificaría como una La Niña débil.
Los modelos por su parte (curvas verde y roja gruesas) son más mesurados con respecto al enfriamiento, sobrepasando la barrera de los -0.5°C recién hacia el trimestre SON (septiembre-octubre-noviembre).
Un pronóstico poco consistente
No han sido muy consistentes los modelos climáticos con sus pronósticos. Si viajamos al pronóstico emitido en febrero, los modelos dinámicos estimaban el paso a La Niña para el trimestre JJA (junio-julio-agosto) y el trimestre MJJ (mayo-junio-julio) ya con anomalías negativas en el Pacífico ecuatorial; cosa que aún no ha ocurrido, y estamos a fines de junio.
Menos violento pronosticaron el descenso de temperatura en su emisión de mayo; sin embargo, el pronóstico consolidado sí daba condiciones La Niña para JJA. Por razones que sería muy interesante poder estudiar con detalle, los modelos han ido atrasado el establecimiento de La Niña y la magnitud de la misma. Esto pudo repercutir en los pronósticos estacionales que indicaban con mucha seguridad condiciones bajo lo normal en la lluvia (típico en eventos La Niña) pero que estuvieron muy lejos de cumplirse.
Además de este cambio en el inicio y magnitud de La Niña, los modelos poseen sesgos que siempre es bueno conocer. Los modelos dinámicos, por ejemplo, durante el peak del evento El Niño 2023 sobreestimaron su magnitud, en gran medida. Algunos modelos incluso estimaron anomalías por sobre los 2°C, cosa que no se corroboró.
Con respecto a los modelos estadísticos, estos vienen subestimando los valores de anomalía desde el 2023. Sistemáticamente han pronosticado valores menores de anomalía (más fríos) de lo que ha terminado observando.
Es posible que la subestimación de las anomalías por los modelos estadísticos haya contribuido a la percepción de una llegada anticipada de La Niña en 2024, pero también es probable que mecanismos físicos hayan afectado la desaceleración del fenómeno. Indudablemente, los pronósticos futuros se abordarán con más incertidumbre que en el pasado.