¿Qué es la dieta MIND y por qué hablan de ella las revistas científicas más prestigiosas del mundo?
La ciencia ha descubierto que la combinación de dos dietas excelentes, la mediterránea y la DASH, ofrece prometedores resultados para cuidar la salud y prolongar de manera óptima las funciones de un órgano vital especialmente sensible a la mala alimentación.
El aumento de la esperanza de vida también va asociado al incremento de personas que terminan padeciendo algún tipo de demencia en edades avanzadas. Por ello, la ciencia se esfuerza por encontrar estilos de vida que ayuden a retrasar o ralentizar el desarrollo de problemas cognitivos.
En esa línea, Neurology, la revista médica de la Academia de Neurología de Estados Unidos, acaba de publicar un estudio propio que demuestra que un determinado tipo de dieta conocida como MIND está asociada a un menor riesgo de deterioro de la función cerebral.
Para llegar a esta conclusión han realizado un seguimiento durante una década a 14.145 personas con una edad media de 64 años. Durante todo ese tiempo, los participantes llevaron un registro de lo que comían y se sometían a una evaluación cognitiva cada año.
Además, el riesgo de desarrollo de demencia para quienes siguieron la dieta fue un 6% menor para las mujeres que para los hombres. Pero, ¿qué es la dieta MIND y qué beneficios aporta a nuestra salud?
¿En qué consiste la dieta MIND?
En pocas palabras, la dieta MIND es una opción basada en la evidencia científica de que la salud cerebral mejora mediante la ingesta de alimentos naturales, ricos en antioxidantes y con propiedades antiinflamatorias.
Se trata de una combinación de la dieta mediterránea y de los llamados Enfoques Alimentarios para Detener la Hipertensión (Dietary Approaches to Stop Hypertension), una estrategia alimentaria baja en sal y alta en frutas, vegetales, granos integrales, lácteos bajos en grasas y proteínas magras, concebida para ayudar a reducir la presión arterial alta y popularmente conocida como DASH.
Aunque a simple vista son dietas similares en las imperan el consumo de frutas y verduras y se limitan las grasas saturadas, la MIND especifica grupos de alimentos ricos en ciertas vitaminas, carotenoides y flavonoides que se cree que protegen el cerebro al disminuir el estrés oxidativo y la inflamación.
Entre ellos, se encuentran verduras, cereales integrales, aceite de oliva, aves, legumbres y frutos secos. También recomienda, al menos, una ración de pescado a la semana. Y prioriza las bayas sobre otras frutas. Veamos por qué.
Dos superalimentos imprescindibles
La dieta MIND otorga un gran protagonismo a dos superalimentos que forman parte indispensable de su plan dietético: las verduras de hoja verde y las bayas.
En el caso de las verduras verdes, por ejemplo, la col rizada, la berza o las espinacas, son ricas en folato, vitamina E, carotenoides y flavonoides. Todos estos nutrientes se relacionan con un menor riesgo de demencia y deterioro cognitivo. Para que sea eficaz, se deben consumir un mínimo de seis porciones por semana.
En el caso de la fruta, y aunque su ingesta es muy recomendable para una dieta saludable, lo cierto es que la ciencia no ha demostrado que sea especialmente beneficiosa para evitar el envejecimiento cerebral, con una excepción: las bayas, particularmente los arándanos.
Los estudios sugieren que consumir arándanos regularmente mejora la memoria y ralentiza el deterioro cognitivo. ¿El motivo? Son muy ricos en pigmentos vegetales antiinflamatorios llamados antocianinas, así como en flavonoides. Así que el plan MIND recomienda al menos dos porciones de bayas a la semana.
Alimentos que se deben limitar
En el lado opuesto, hay cinco alimentos considerados poco saludables que deben limitarse en una dieta MIND: carne roja, pasteles y otros dulces, quesos y comida rápida por su alto contenido en grasas saturadas.
Pero, ojo, porque otro estudio, este de del Instituto de Investigación Biomédica de Girona 'Josep Trueta' (IDIBGI) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), publicado en Science Advances, recuerda que el 60% de nuestro cerebro es grasa.
Por eso, privarnos de este alimento con tan mala fama puede resultar perjudicial, en tanto contribuye a efectuar muchas de las actividades cerebrales.
Eso sí, conviene elegir las adecuadas, aquellas que proceden de los pescados azules, el aguacate, el aceite de oliva virgen extra prensado en frío, las aceitunas, los frutos secos o las semillas oleaginosas, como sésamo, calabaza o lino.
Referencias de la noticia:
Russell P. Sawyer, Jessica Blair, Rhonna Shatz, Jennifer J. Manly, Suzanne E. Judd. Asociación de la adherencia a una dieta de estilo MIND con el riesgo de deterioro cognitivo y deterioro en la cohorte REGARDS . Neurología , 2024; 103 (8) DOI: 10.1212/WNL.0000000000209817
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