Sin consenso y polémica: los científicos aún no llegan a un acuerdo sobre si ya estamos en una nueva era geológica
¿Ya estamos en el Antropoceno? No tan rápido, dicen los geólogos. La comunidad de expertos todavía no llegan a un acuerdo sobre el cambio de época y denuncian irregularidades en la votación.
Las épocas geológicas son unidades de tiempo formales usadas para dividir la historia de la Tierra. Son como capítulos inmensos en el libro de la formación del planeta y la vida en él. Cada una dura millones de años y se diferencia de otras por grandes eventos geológicos y biológicos.
Luego de 15 años de debates, científicos votaron para declarar una nueva época geológica: el Antropoceno. Según información filtrada en medios estadounidenses, la propuesta fue rechazada por los miembros de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario, que forma parte de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas.
En este sentido, Jan Zalasiewicz, presidente de esa Subcomisión, advirtió que el resultado preliminar de la votación se divulgó sin su autorización y que todavía quedan “algunos asuntos pendientes con los votos que hay que resolver”.
Mientras este debate sigue, la humanidad continúa en el Holoceno desde hace aproximadamente 11.700 años, la última época del período Cuaternario.Se caracteriza por ser un periodo con un clima relativamente cálido y estable, que ha permitido el desarrollo de la agricultura y el desarrollo de la civilización humana.
Antropoceno
Algunos geólogos y demás científicos consideran que la humanidad vive desde 1950 en una nueva época geológica caracterizada por la contaminación humana y la alteración de los ecosistemas.
El Grupo de Trabajo del Antropoceno presentó una propuesta para proclamar oficialmente esta nueva época geológica, marcada por la radiactividad de las bombas atómicas y los contaminantes procedentes de la quema de carbón y petróleo.
Dicha transformación también está relacionada con el incremento de la productividad tecnológica e industrial, el alto crecimiento de la población, concentrada principalmente en ciudades, los cambios en los usos del suelo y la cobertura vegetal. Estas cuestiones, entre otras más que podrían enumerarse, ocasionaron un cambio climático que tiene su origen en el funcionamiento normal del planeta, pero que se refuerza e intensifica por actividades humanas de diversa índole.
El año pasado, la comisión decidió que el lugar ideal para buscar las evidencias de esta nueva época, era el lago Crawford, en Canadá. Este pequeño cuerpo de agua de solo 250 metros de largo, tiene una profundidad de 25 metros y los sedimentos de su fondo permanecen imperturbados desde hace siglos.
Sus aguas superficiales no se mezclan con las de su lecho, por lo que el suelo del fondo se puede analizar como una cebolla, en la que cada capa acumula sedimentos procedentes de la atmósfera. Los científicos saben que ese calendario subacuático evidencia la denominada Gran Aceleración, el momento alrededor de 1950 en el que la humanidad empezó a dejar una huella cada vez más evidente.
Votación y polémica
Según información filtrada a los medios, la mayoría de los miembros de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario de la UICG habrían votado en contra de la propuesta. Colin Waters, geólogo británico y líder del Grupo de Trabajo del Antropoceno, comunicó a EL PAÍS que se enteró de esto a través de la prensa. "Aún no hemos recibido confirmación oficial directamente del secretario de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario. Es decepcionante ver cómo The New York Times recibe los resultados antes que nosotros", lamentó Waters.
Algunos miembros del equipo estaban convencidos de que el lago era el mejor ejemplo para identificar el Antropoceno, dado que desde 1950 en adelante era evidente la presencia de plutonio. Sin embargo, parece que esto no fue suficiente.
A pesar de la falta de un acuerdo universal sobre su inicio y de no haber sido aprobado por la comunidad geológica, el concepto del Antropoceno refleja una era en la que la intervención humana desencadena respuestas cada vez más impredecibles y extremas por parte de la naturaleza. Este término ha logrado captar el interés de académicos y ciertos sectores de la población involucrados en la lucha social y ambiental en diversas partes del mundo. Así, no solo se ha denominado de manera específica a una problemática, sino que también ha impulsado una reflexión ética y política sobre la relación entre las personas y el ambiente.