¿Somos, la especie humana, la verdadera causa del clima extremo en la Tierra?
Los modelos climáticos no solo nos orientan para saber si va a llover o no. También son una excelente herramienta para la gestión de recursos y la incorporación de nuevas políticas nacionales e internacionales.
Un campo emergente de la ciencia climática dedicada a analizar los fenómenos meteorológicos extremos afirma que las olas de calor sin precedentes que han azotado al planeta son el resultado del cambio climático provocado por la especie humana.
Esta atribución examina la huella humana en los desastres asociados con el clima, realizando una comparación entre nuestra actualidad (anomalías climáticas en ascenso) y un mundo idealizado, es decir, donde la influencia humana sobre el clima nunca ocurrió.
Para profundizar en este tema nos volcaremos en una publicación hecha en The Washington Post, donde destacan que los investigadores ejecutan programas informáticos conocidos como modelos climáticos, los cuales simulan patrones a largo plazo (años, décadas o siglos) similar a los utilizados para un pronóstico a escala local de siete días.
La conexión entre la actividad humana y un clima cambiante se remonta al trabajo de dos premios Nobel de física, Syukuro Manabe y Klaus Hasselmann, quienes fueron pioneros en el desarrollo de modelos climáticos a partir de la década de 1960.
Pero ¿cuál es el objetivo de los modelos climáticos? nos orientan para comprender cómo ha cambiado el clima en el pasado y qué podría ocurrir en el futuro. Estos resultados se obtienen resolviendo ecuaciones matemáticas que describen cómo interactúan los diversos elementos del sistema climático.
Las invaluables utilidades de los modelos climáticos globales
Un estudio incluido dentro de la publicación reveló que las olas de calor registradas en Europa y América del Norte habrían sido prácticamente imposibles en un mundo sin cambio climático. Es decir que, si como especie no hubiéramos calentado el planeta con la quema de combustibles fósiles, este tipo de eventos extremos se consideraría significativamente raro. Sin embargo, ahora podemos esperar que estas condiciones aparezcan cada 10 años en Europa y cada 15 años en América del Norte.
Hasta hace poco, los científicos evitaban relacionar cualquier evento individual con el cambio climático, basándose en la idea de que el tiempo atmosférico es por naturaleza impredecible y no tiene una causa única. Casi cualquier fenómeno meteorológico podría ocurrir por casualidad, pero los autores argumentaron que los modelos climáticos podrían usarse para desentrañar el papel que jugó la humanidad al hacer que un calor tan intenso fuera más probable.
Desde el primer estudio fundamental los científicos han investigado más de 500 desastres relacionados con el clima en todo el mundo. Se ha descubierto que el 71% de ellos son más probables o más graves debido al cambio climático causado por la especie humana. Gracias a los avances tecnológicos se ha logrado generar modelos climáticos más certeros, permitiendo que los análisis se efectúen en días en lugar de meses.
Impactantes resultados de estudios realizados alrededor del mundo
La iniciativa World Weather Attribution (WWA), cuyos inicios se remontan al año 2015 gracias a un equipo internacional de científicos del clima, ha ejecutado más de 50 estudios tanto durante como después de los eventos. La WWA fue responsable del análisis del calor extremo de julio en todo el mundo, cuya compilación les tomó solo cinco días.
La WWA ha atribuido el calentamiento global como el principal impulsor de las sequías en África oriental desde 2020, una ola de calor en 2022 en América del Sur y las inundaciones del mismo año en Pakistán. Además, Climate Central adaptó métodos desarrollados por WWA para crear el Índice de Cambio Climático (CSI, por sus siglas en inglés), una métrica que revela cuánto han sido alteradas las condiciones climáticas diarias.
Por otra parte, el laboratorio de Reed se especializa en estudios que analizan el efecto del cambio climático sobre los huracanes. En su estudio de la temporada de huracanes sobre el Atlántico norte de 2020, una de las más activas registradas, descubrió que el calentamiento global aumentó las cantidades de lluvia en un 8%.