Los astrofísicos de Harvard afirman que los planetas como la Tierra son más comunes en galaxias fuera del sistema solar

Astrónomos descubren que las supertierras no sólo orbitan cerca de sus estrellas, sino también a grandes distancias, ampliando nuestras expectativas sobre mundos habitables más allá del sistema solar.

El universo podría tener más supertierras de lo esperado. Crédito: Zeus Valtierra / Canva

Hasta hace poco, pensábamos que las supertierras —planetas rocosos hasta diez veces más masivos que la Tierra— sólo orbitaban cerca de sus estrellas. Nuevos hallazgos, sin embargo, nos revelan que también viven en órbitas lejanas, parecidas a las de Saturno, cambiando nuestra perspectiva sobre su abundancia.

El descubrimiento surgió gracias a un evento llamado microlente gravitacional, una distorsión de luz causada por la gravedad de un objeto masivo. Al estudiar este efecto, los astrónomos identificaron un planeta pequeño en una órbita amplia, demostrando que estos mundos no son exclusivos de las regiones cercanas a sus esttrellas.

Jennifer Yee, investigadora del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, explicó que, aunque ya se sabía que las supertierras son comunes, la sorpresa fue encontrarlas tan lejos de sus estrellas. Antes, los datos del telescopio Kepler sólo mostraban planetas hasta 1 unidad astronómica de distancia, como nuestra Tierra respecto al Sol.

Ahora, con este hallazgo, sabemos que las supertierras también son frecuentes a distancias de hasta 10 unidades astronómicas. Esto implica que los sistemas planetarios pueden ser mucho más diversos y extensos de lo que nuestros modelos iniciales preveían, abriendo nuevas ventanas para la exploración espacial.

Una ilustración que muestra una comparación aproximada del tamaño entre la Tierra, una supertierra y un gigante gaseoso del tamaño de Neptuno. Crédito: Zeus Valtierra / OpenAI

Importancia de este descubrimiento

Los astrónomos calcularon que hay aproximadamente 0.35 supertierras por cada estrella en órbitas amplias, similares a las de Júpiter o Saturno. Esta cifra es importante porque sugiere que los planetas rocosos no son rarezas aisladas, sino miembros abundantes de los sistemas solares en el universo.

Además, este descubrimiento respalda la idea de que la formación de planetas sigue dos caminos distintos. Por un lado, surgen supertierras y por otro, los gigantes gaseosos. Esta diferencia estaría relacionada con los materiales disponibles y las condiciones específicas en los discos protoplanetarios que rodean las estrellas jóvenes.

La existencia de supertierras en órbitas extensas también tiene implicaciones para la búsqueda de vida. Si estos mundos se encuentran en zonas habitables extendidas —regiones donde el agua líquida puede existir— podrían ser candidatos prometedores para albergar ambientes favorables a la vida, especialmente alrededor de estrellas más calientes.

Este hallazgo nos recuerda que nuestras ideas sobre "dónde puede haber vida" siguen siendo muy limitadas. Hasta ahora, basábamos nuestras expectativas en la Tierra, el único ejemplo de planeta habitado conocido. Sin embargo, la naturaleza, una vez más, nos demuestra ser más ingeniosa de lo que pensábamos.

Una nueva herramienta para cazar planetas

El hallazgo fue posible gracias a la Red de Telescopios de Microlente de Corea (KMTNet), compuesta por observatorios en Chile, Sudáfrica y Australia. Al estar distribuidos en diferentes husos horarios, estos telescopios pueden observar el cielo del hemisferio sur de manera continua, sin interrupciones.

La técnica que usaron, la microlente gravitacional, se basa en un principio de la teoría de la relatividad de Einstein. Según esta teoría, un objeto masivo puede curvar la luz de una estrella lejana, como una lupa cósmica. Si un planeta acompaña a ese objeto, su presencia se revela en la distorsión.

Un diagrama que muestra un ejemplo exagerado de lente gravitacional cuando un sistema planetario se interpone entre la Tierra y una galaxia de fondo. Crédito: Zeus Valtierra / OpenAI

Aunque KMTNet fue diseñado para encontrar planetas pequeños mediante este método, cada nuevo descubrimiento es emocionante. Confirmar que pueden detectar supertierras de forma rutinaria significa que pronto podremos tener una imagen mucho más clara de la variedad de mundos que existen en nuestra galaxia.

El equipo planea seguir usando esta técnica para ampliar la muestra de planetas detectados. También están trabajando en mejorar el procesamiento de datos, lo cual les permitirá captar señales más débiles y, posiblemente, descubrir planetas todavía más pequeños o más lejanos.

Nuevas preguntas sobre habitabilidad

La presencia de supertierras en órbitas amplias nos obliga a repensar las zonas habitables. Normalmente, estas regiones se sitúan donde el agua líquida puede persistir, ni demasiado caliente ni demasiado fría. Pero si las estrellas son más calientes, las zonas habitables se alejan, incluyendo potencialmente estos planetas distantes.

Aunque en nuestro sistema solar Júpiter y Saturno están fuera de la zona habitable, en otros sistemas más cálidos una supertierra a esa distancia podría estar en el lugar perfecto. Esto amplía considerablemente el rango de planetas que deberíamos considerar en la búsqueda de vida extraterrestre.

Comprender dónde pueden existir condiciones para la vida no es solo cuestión de encontrar planetas del tamaño adecuado, sino también de entender toda la población planetaria. Cada nueva detección ayuda a construir un mapa más preciso de cómo son y dónde están los mundos potencialmente habitables.

Este descubrimiento nos muestra que el universo sigue lleno de sorpresas. A medida que perfeccionamos nuestras técnicas de detección, también ampliamos nuestros horizontes, recordándonos que, en la exploración del cosmos, siempre debemos dejar espacio para lo inesperado.