Desastre de Chernóbil: historia meteorológica de la nube radiactiva que puso en riesgo la salud de millones de personas
El 26 de abril es el aniversario del desastre nuclear de Chernóbil. Un accidente que marcó la historia del medio ambiente y el desarrollo de la energía nuclear. Condiciones meteorológicas fueron decisivas en la propagación de la nube.

Nos acercamos al aniversario del desastre de la central nuclear de Chernóbil, ocurrido el 26 de abril de 1986. En Italia y en Europa el debate sobre el uso pacífico de la energía nuclear fue muy acalorado; Italia contaba entonces con cuatro centrales nucleares y el plan energético preveía aumentarlas a diez, pese a las protestas de los recién formados movimientos ecologistas.
El accidente de Chernóbil tuvo un fuerte impacto ambiental, pero también influyó en el futuro energético de Europa. Repasemos la historia de ese episodio prestando especial atención a las condiciones meteorológicas vinculadas a la propagación de la nube radiactiva.
Notas sobre el accidente de Chernóbil
En la noche del 25 al 26 de abril de 1986 se realizó un experimento en el reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania (entonces URSS). El objetivo era probar los sistemas de seguridad en condiciones extremas, como apagones. Algo salió mal y provocó el peor desastre nuclear civil de la historia hasta el accidente en la planta de Fukushima en Japón en 2011.
Equipos de bomberos, técnicos, militares, los “liquidadores”, fueron enviados al lugar con escasa protección para apagar el incendio y evitar una nueva y aún peor explosión. Muchos de ellos enfermaron de cáncer en los meses siguientes, pero también evitaron el riesgo de una liberación aún más devastadora en toda Europa.
Sin embargo, la nube ahora estaba en manos de los vientos y comenzó a extenderse alrededor de Europa.
La propagación de la nube: 26-30 de abril de 1986
El 26 de abril de 1986 las corrientes del sur afectaron a Europa Central y Oriental. Sobre Ucrania se observó una depresión que contribuyó a activar un flujo de corrientes hacia el norte de Europa. En estas condiciones, la nube radiactiva alcanzó Bielorrusia en pocas horas y luego se desplazó hacia Escandinavia.
El 28 de abril de 1986, el sistema de monitorización de la central nuclear de Forsmark, en Suecia, detectó un aumento significativo de la radiactividad. Se temía que la causa fuera un fallo en la central, que fue evacuada. Tras las sospechas iniciales de que la causa había sido una central nuclear de la vecina Finlandia, quedó claro que el origen había sido la central nuclear soviética de Chernóbil.
A haunting memory: The radioactive cloud from Chernobyl's 1986 nuclear disaster. To think that today, in Ukraine, fighting is occurring near nuclear power plants, raising the specter of another catastrophic event.#Chernobyl #NuclearDisaster #Ukraine #War #NuclearSafety pic.twitter.com/XYyMudJUbj
— Gianni A. Sarcone (@gsarcone) August 21, 2024
Mientras tanto, la circulación atmosférica cambió, se formó un promontorio sobre Europa central y los vientos comenzaron a llevar la nube hacia Alemania. El día 30 fue el turno de Suiza, donde se detectó en todo el país una radiactividad entre 2 y 4 veces superior al fondo natural.
Mayo de 1986: el fuego continúa, la nube llega a Italia
A principios de mayo se formó un anticiclón de bloqueo escandinavo y las corrientes procedentes del norte de Europa hicieron que la nube radiactiva se extendiera hasta Italia.
El 2 de mayo, TG1 anunció que las estaciones de medición de radiactividad en la frontera alpina mostraban los primeros signos de un aumento de la radiactividad. También en la central nuclear de Caorso los sistemas de detección detectaron un aumento de la radiactividad.
El 4 de mayo de 1986 la lluvia llegó al centro-norte para complicar la situación. El proceso de deposición húmeda depositó cantidades significativas de radionucleidos, particularmente cesio 137 y yodo 131, en el suelo.
Las retrotrayectorias lagrangianas confirman un doble origen de las masas de aire sobre Italia, a 500 m de Escandinavia y a 3000 m de la propia Ucrania. De hecho, el incendio seguía activo y otros materiales radiactivos se estaban propagando de forma retrógrada.
Recién el 10 de mayo se pudo extinguir el incendio en el reactor nº 4. En un tiempo récord, entre mayo y noviembre, se creó un sarcófago para proteger el reactor destruido. Sin embargo, incluso hoy en día, el interior está caliente y es radiactivo y la estructura requiere un mantenimiento frecuente.
Las medidas y la lección
En varios países europeos se tomaron medidas para la seguridad de la población. En Alemania, Suiza, Austria y en los países donde también se intensificaron las mediciones de radiactividad en los alimentos se adoptaron límites y recomendaciones. En particular, se limitó el consumo de leche fresca.
No sólo la URSS minimizó el suceso: en Francia las autoridades afirmaron que la nube se había detenido en la frontera. Luego se admitió el aumento de la radiación y se adoptaron algunas tímidas precauciones.
Aún quedan muchas cosas por explorar en profundidad sobre ese episodio. Siguiendo con los aspectos meteorológicos, la reflexión es clara: la nube de Chernóbil ha demostrado que la atmósfera no tiene límites. Los problemas ambientales son globales y requieren colaboración internacional, no cierre y negación.