El calentamiento global es parecido a un iceberg, sólo se ve la punta
Se sabe que sólo el 11% de un iceberg es visible, la parte emergida, mientras que el 89% restante permanece oculto a la vista. Curiosamente, incluso en el caso del calentamiento global, sólo el 11% es lo que se percibe con mayor claridad.
Existe una curiosa coincidencia numérica que el calentamiento global y los icebergs tienen en común. Aplicando la fórmula de empuje (hidrostático) de Arquímedes sabemos que la parte visible de un iceberg, la que emerge por encima del nivel del agua, es aproximadamente del 11%, mientras que la parte no visible, al estar sumergida, es del 89%.
Esta relación entre la parte emergida y sumergida convertía a los icebergs en objetos muy peligrosos para los navegantes del pasado, que quizá no percibían lo enorme que podía esconderse una masa de hielo bajo una punta relativamente modesta.
Esta propiedad de los icebergs ha pasado al lenguaje común. Sucede que decimos o escuchamos, "es sólo la punta del iceberg", para indicar situaciones especialmente problemáticas de las cuales sólo la "punta" es claramente visible, mientras que la mayor parte del problema permanece oculta. Curiosamente, la misma proporción se aplica al calentamiento global.
Cómo se distribuye el exceso de energía acumulada por el efecto invernadero
La Tierra emite menos energía de la que recibe del Sol. Este desequilibrio entre la energía emitida y recibida se debe a la presencia de un exceso de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Los científicos han calculado que entre 1970 y 2020, una cantidad de energía equivalente a 380 billones de millones de julios quedó atrapada en el sistema climático de la Tierra. En ausencia de concentraciones excesivas de gases de efecto invernadero, esta energía emitida por la Tierra se habría escapado al espacio, por lo que no se habría producido el calentamiento global.
Este exceso de energía acumulado a lo largo de los años ha sido absorbido en distintos grados por los distintos componentes del sistema climático de la Tierra. Los océanos absorbieron alrededor del 89 %, la tierra alrededor del 5 %, la criosfera alrededor del 4 % y la atmósfera alrededor del 2 %.
Como los humanos somos seres terrestres y no acuáticos, percibimos principalmente los efectos de la absorción de calor por la tierra, la criósfera y la atmósfera, es decir, 5 % + 4 % + 2 % = 11 %. El 89 % restante absorbido por los océanos permanece "oculto", en el sentido de que percibimos las consecuencias (que son considerables) indirectamente.
La similitud entre el iceberg y el calentamiento global
Aquí está entonces la similitud entre los icebergs y el calentamiento global: de ambos vemos claramente sólo el 11%, el 89% restante permanece sumergido.
Esta similitud también encaja bien con la actitud que hemos adoptado hacia el calentamiento global. Nos comportamos y seguimos comportándonos como un transatlántico que viaja a gran velocidad en dirección a un iceberg, convencidos de que el problema es pequeño (sólo el 11%) y que es la punta del iceberg, que también podríamos romper si quisiéramos, pero ignorando que en realidad estamos a punto de chocar con el 89% sumergido.
Los océanos lograron absorber el 89% del exceso de energía gracias a su gran capacidad térmica. Las circulaciones oceánicas, es decir, las corrientes oceánicas tanto superficiales cómo profundas, han permitido redistribuir el exceso de calor absorbido en la banda ecuatorial hacia otras latitudes y en profundidad.
¿Qué está pasando con el iceberg "climático"?
Realmente parece que algo está cambiando, o más precisamente, algo se está atascando en el "funcionamiento" de los océanos. El derretimiento de los glaciares (tanto marinos como continentales) está introduciendo enormes cantidades de agua dulce que están reduciendo la salinidad y, por tanto, los gradientes de densidad y, por tanto, la circulación oceánica.
A partir de 2023, la temperatura de la superficie de los océanos (entre las latitudes +60 y -60 grados) experimentará aumentos nunca observados en las últimas décadas. Es como si su capacidad para redistribuir el calor estuviera disminuyendo (de ahí el calentamiento más rápido). Se teme que la circulación oceánica esté a un paso del colapso.
Si los océanos dejaran de absorber el 89% del exceso de energía acumulado debido al efecto invernadero, ¿quién correría con esta parte? No vamos muy lejos, afectaría la criósfera, la tierra y la atmósfera.
Parece que la comparación con el iceberg es apropiada para entender cuán grande es el problema oculto al que nos enfrentamos.