El cambio climático puede hacer que estar a la intemperie sea "espantoso" en el futuro, señalan expertos de Harvard
El calor impacta negativamente en la salud de las personas y la productividad de las sociedades. Hay que repensar las ciudades del futuro.
De los 510 millones de km2 de la superficie terrestre, las ciudades ocupan tan sólo el 2 %.
En la actualidad, cerca del 55 % de la población mundial vive en ciudades, y se calcula que para el año 2050, esa relación crecerá hasta ser el 80 %. Para entonces, y como consecuencia del cambio climático, casi tres cuartas partes de las ciudades del planeta tendrá un clima más cálido que el actual, similar al que tienen otras ciudades más cercanas a los trópicos, y un 22 % de las ciudades muy probablemente experimenten temperaturas que hoy no existen en el planeta.
Por efecto de la urbanización, en las ciudades se produce el denominado efecto de “isla de calor urbano”, originado principalmente por el avance del desarrollo y los cambios en las propiedades térmicas y reflectivas de la infraestructura urbana. En algunas urbes, la temperatura del aire puede ser hasta 12 °C mayor que en las áreas menos densas, generando impactos negativos en la sensación de confort.
Este ha sido el tema de debate en el Harvard Graduate School of Education Longfellow Hall, en un foro sobre el “Futuro de las ciudades”. Expertos debatieron sobre cómo cambiará la vida de las personas de diferentes niveles económicos en varias partes del mundo a medida que aumenten las temperaturas globales.
Chief Heat Officer
Cuando se habla de cambio climático, en muchas ciudades la preocupación ya no es el oso polar flotando en un témpano que se derrite, ni las tormentas más fuertes o las inundaciones, tampoco el aumento del nivel del mar o los incendios forestales. En particular, para la gente de menores recursos, el principal motivo de preocupación sobre los impactos del cambio climático es el calor, según indicó Jane Gilbert, la primera Chief Heat Officer (CHO) en el mundo y ocupa ese cargo en el condado de Miami – Dade.
Entre las responsabilidades del CHO o "Director de Calor" en español, se encuentran el identificar las comunidades y barrios más vulnerables al calor extremo, trabajar para mejorar la planificación y la respuesta a las olas de calor; poner en marcha proyectos de reducción del riesgo de calor a largo plazo entre otras funciones.
La importancia de la sombra y los datos
Satchit Balsari, profesor adjunto de Salud Global y Población en la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard, investigó la influencia de las altas temperaturas en la economía informal de Gujarat (India). En el foro, expuso el caso de un trabajador informal que desarrolla su tarea en un edificio cuya temperatura en la azotea era de 10 a 15 grados Celsius por encima de la del área circundante, ya que no hay árboles y los toldos que colocaron para crear sombra del sol, fueron derribados porque bloqueaban las cámaras de seguridad.
“Hace mucho calor y aunque se enfría un poco por la noche, ya sea en su entorno de trabajo como en su hogar, cada vez más gente experimenta constantemente la sensación de “hace mucho calor”.
James Stock, director del Instituto Salata de Clima y Sustentabilidad de Harvard, resalta que “Este es un problema a largo plazo”, en referencia a que pronto estaremos superando 1.5 °C respecto de las temperaturas preindustriales. “Empeora exponencialmente y muy rápido”.
Junto a otros panelistas, coincidieron en que disponer de mayor cantidad de datos es clave para definir soluciones específicas dentro de una gran variabilidad espacial y temporal de las condiciones ambientales. Para ello se sugiere el uso más generalizado de sensores, incluidos aquellos sensores portátiles que puedan registrar el impacto del calor en las personas. Dado que los distintos microclimas afectan a personas diferentes, los distintos trabajos -ya sea en una oficina o en una obra- también son importantes, tanto para los responsables de salud pública como para los empresarios.
10.000 años de un clima estable
Spencer Glendon, de la Harvard Business School y fundador de Probable Futures, una organización sin fines de lucro, explicaba que en los 10.000 años transcurridos desde que nos transformamos de nómades a sedentarios, todo lo que hemos creado, desde los diseños de los edificios hasta las prácticas culturales, se ha hecho con la suposición de que este régimen de temperatura estable en torno de los 15 °C continuaría eternamente.
Pero el calentamiento de las últimas décadas y el previsto para las próximas llevarán el calor y la humedad en algunos lugares más allá de lo que el cuerpo humano puede enfriarse por sí mismo, con consecuencias desconocidas para las sociedades.
En 2050 tendremos alrededor de 1.600 millones de personas viviendo bajo condiciones de calor sostenido, con un impacto notorio en la productividad y la salud física y mental de esas poblaciones urbanas.
El impacto potencial del calor extremo en la economía es enorme. Sólo para el área metropolitana de Miami, Gilbert estimó en 10.000 millones de dólares anuales, la pérdida de productividad por las altas temperaturas.