El misterio de los "terremotos lentos": los científicos registraron un terremoto que duró 32 años
El descubrimiento de este lentísimo terremoto puede resultar muy útil para que los científicos comprendan la sorprendente variedad de formas en que se mueve nuestro inquieto planeta y también el potencial letal de estos fenómenos silenciosos en su capacidad para desencadenar temblores mucho más potentes.
En febrero de 1861, un terremoto, estimado en alrededor de 8,5 Richter, sacudió la zona frente a la isla indonesia de Sumatra, provocando un gigantesco tsunami que mató a miles de personas en la isla.
Parece que aquel trágico suceso no fue un caso aislado, sino más bien la fase final del terremoto más largo jamás registrado que pasó bajo tierra durante 32 años. Este tipo de fenómenos, conocidos como "eventos de deslizamiento lento", se desarrollan durante varios días, meses o incluso años.
Lo que se acaba de describir batió los récords establecidos en el pasado y duró más del doble de tiempo. Los científicos informaron esto en Nature Geoscience.
¿Qué sabemos sobre estos “terremotos lentos”?
"Nunca pensé que pudiera ocurrir un evento de deslizamiento lento tan prolongado, pero encontramos rastros de él", dice la autora del estudio Emma Hill, geodesta del Observatorio de la Tierra de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur.
variedad de formas en que se mueve nuestro inquieto planeta El descubrimiento de este lentísimo terremoto puede resultar muy útil para que los científicos comprendan la sorprendente y también el potencial letal de estos fenómenos silenciosos en su capacidad para desencadenar temblores mucho más potentes.
Estos terremotos de larga duración liberan la energía que se acumula con el movimiento de las placas tectónicas pero, en lugar de provocar temblores, liberan tensión gradualmente con el tiempo, sin representar un peligro en sí mismos. Sin embargo, pequeños movimientos subterráneos pueden aumentar las tensiones en áreas adyacentes a lo largo de una falla, aumentando el riesgo de que se produzca una sacudida más fuerte en las cercanías.
El descubrimiento de estos terremotos
Los terremotos en lentos sólo se han reconocido desde finales de la década de 1990, cuando se detectaron por primera vez en el noroeste del Pacífico de América del Norte y en la región de la Fosa Nankai frente a la costa de Japón.
Pero desde entonces, cuanto más buscan los investigadores rastros de terremotos "lentos", más encuentran: desde las costas de Nueva Zelanda hasta Costa Rica e incluso en Alaska. “Detectamos deslizamientos sísmicos en todas partes”, afirma Lucile Bruhat, geofísica de la École Normale Supérieure (ENS) de París, Francia, que no formó parte del equipo de estudio.
Los terremotos lentos en el área de Cascadia y la región de la Fosa Nankai ocurren con notable regularidad. Aproximadamente cada 14 meses en el primero y cada tres o seis meses en el segundo respectivamente. En ambas zonas estos temblores de larga duración también van acompañados de una serie de terremotos más pequeños, más conocidos como temblores.
Los descubrimientos en dos décadas de estudios
A lo largo de los años, los científicos, a medida que continuaron los estudios, también han descubierto que la duración de los terremotos lentos puede variar mucho. En Alaska, por ejemplo, según cuenta Mallick, se descubrió un suceso que duró al menos nueve años.
Los sismólogos sólo pudieron comprobarlo después de que en 2004 se detuviera el deslizamiento de la superficie. El suceso detectado cerca de Sumatra eleva considerablemente el listón en cuanto a la posible duración de este tipo de fenómeno.
Pero el seguimiento continuo de los movimientos terrestres cerca de las zonas de subducción sólo se ha realizado durante unas dos décadas, por lo que "sólo estamos viendo un período de tiempo muy corto".
¿Por qué es tan importante conocer este tipo de terremotos?
Comprender estos eventos de movimiento lento es fundamental para identificar los riesgos potenciales que plantean en términos de desencadenar terremotos más poderosos. Este tipo de fenómenos precedieron a muchos de los terremotos más terribles registrados, incluido el catastrófico terremoto de magnitud 9,1 de Sumatra-Andamán que azotó Indonesia en 2004, el devastador terremoto de magnitud 9,1 de Tōhoku en Japón en 2011 y el terrible terremoto de magnitud 8,2 de Iquique en Chile en 2014.
Pero demostrar con precisión que los acontecimientos que avanzan lentamente pueden en realidad desencadenar temblores violentos sigue siendo muy complejo. No todos los terremotos lentos provocan terremotos muy intensos. Para comprender más, debemos seguir estudiando el fenómeno. Pero para ello a menudo es necesario utilizar equipos muy complejos y caros.