Estudio revela que la vegetación en la Antártida ocupa una superficie total de 44,2 km²
Se trata del primer estudio cartográfico de la vida vegetal en todo el continente blanco. Señala que más del 80% del crecimiento de las plantas se concentra en la península Antártica y las islas vecinas.
Entre el 0,2 y el 0,5% de los 12 millones de kilómetros cuadrados de la Antártica están libres de hielo, pero solo en un total de 44,2 km2 hay vegetación. Así lo señala el primer estudio cartográfico de la vida vegetal en ese continente, realizado por un equipo internacional de científicos, encabezado por la Universidad de Edimburgo.
A través de la combinación de observaciones satelitales y mediciones de campo, detectaron que la vegetación en la Antártica –principalmente plantas sin flores, como las briófitas, líquenes, algas y cianobacterias, además de dos especies nativas de plantas vasculares: Deschampsia antarctica (pasto antártico) y Colobanthus quitensis (clavelito antártico)– habita principalmente la península Antártica occidental.
La zona, junto con los archipiélagos de Shetland del Sur y Orcadas del Sur, y las islas subantárticas más al norte, concentra el 84,8% de la vegetación. Allí están el 83% de las plantas vasculares, briofitas y algas verdes, el 98% de los líquenes y el 70% de todas las algas verdes de la nieve.
Vegetación sensible al cambio climático
Según explican en el artículo científico publicado en Nature, los parches de vegetación antártica van desde menos de decenas de milímetros cuadrados a cientos de metros cuadrados. La Península Antártica occidental y los archipiélagos insulares costeros, albergan comunidades más extensas y diversas que la Antártida continental, debido a que las temperaturas medias del aire en verano son más altas y a la disponibilidad de agua.
De acuerdo a los investigadores, esta información será una base para monitorear cómo responde la vegetación de la Antártida al cambio climático. “La vegetación antártica está extremadamente bien adaptada para sobrevivir al duro entorno, y cada tipo juega un papel localmente importante en el ciclo del carbono y los nutrientes. La sensibilidad ambiental de las criptógamas (vegetales sin semillas) también las convierte en excelentes bioindicadores del cambio climático regional”, sostiene el reporte.
“Nuestro mapa a escala continental proporciona información clave sobre la presencia de vegetación en áreas que rara vez son visitadas por personas. Esto tendrá profundas implicaciones para nuestra comprensión de dónde se encuentra la vegetación en el continente y qué factores influyen en esta distribución”, señaló Charlotte Walshaw, investigadora de la Escuela de Geociencias de la Universidad de Edimburgo, quien dirigió el estudio, en un comunicado.
Superficie sin hielo podría seguir aumentando
“En las últimas décadas, las temperaturas del aire superficial en la península Antártica occidental se han calentado alrededor de tres veces más rápido que el promedio mundial. Esto se ha asociado con cambios pequeños, pero significativos en la distribución espacial y los patrones de crecimiento de la vegetación terrestre, en particular las dos plantas con flores nativas”, indica el estudio. El calentamiento y el aumento en la frecuencia e intensidad de los eventos de lluvia a lo largo de la costa antártica, podrían alterar la estructura y el funcionamiento de la flora de la Antártida, agrega.
Los escenarios actuales de calentamiento prevén que podría ampliarse en 25% la superficie de suelo libre de hielo disponible en el continente y en un 300% aproximadamente en la región de la Península Antártica. “Esto daría lugar a que hubiera más hábitat terrestre disponible para la colonización biológica, lo que pone de relieve la necesidad urgente de contar con información de referencia para identificar y documentar estos cambios futuros previstos”, subrayan los investigadores.
“La obtención de un mapa preciso de la vida fotosintética del continente nos proporciona una base para evaluar los cambios futuros. A medida que el continente se calienta y el hielo se derrite, esperamos que las áreas de afloramientos rocosos se expandan y la vegetación colonice más suelo. Este nuevo mapa nos permite monitorear estas consecuencias del cambio climático”, sostuvo Peter Fretwell, experto en teledetección y SIG del British Antarctic Survey (BAS) y coautor del artículo, en un comunicado.
Referencias de la noticia:
- Nature Geoscience.
- BAS.