¿Existe realmente la inmortalidad en el mundo animal? Aquí algunos casos particulares
Todos los organismos vivos mueren a medida que envejecen cuando la tasa de supervivencia y reproducción alcanza valores muy bajos. En este sentido, podríamos señalar la inmortalidad como la propiedad típica de los organismos que no presentan esta disminución en la tasa de supervivencia.
En biología, el envejecimiento no es más que la disminución de la tasa de supervivencia y reproducción de un individuo. Esto sucede a pesar de todo, incluso cuando las condiciones en las que viven los organismos son excelentes y la probabilidad de enfermarse por cualquier cosa está prácticamente eliminada.
Todos los organismos vivos mueren a medida que envejecen cuando la tasa de supervivencia y reproducción alcanza valores muy bajos. En este sentido, podríamos señalar la inmortalidad como la propiedad típica de los organismos que no presentan esta disminución en la tasa de supervivencia.
Envejecimiento entre los seres vivos
Entre todos los organismos vivos de la Tierra, el envejecimiento no actúa de la misma manera. Pero hay especies en las que la tasa de supervivencia y reproducción no varía con el tiempo. En este caso se utiliza el término “inmortalidad biológica”.
Sin embargo, cabe señalar que la inmortalidad biológica no tiene que ver con no morir nunca. De hecho, como nos enseña la biología, un ser vivo biológicamente inmortal aún puede morir por las causas más dispares, como una enfermedad o un accidente.
¿Qué son los animales inmortales?
Entre los animales considerados inmortales hay varios, que son objeto de investigación científica y que pueden dividirse en función de si son especies muy resistentes, por tanto inmortales en un sentido relativo, o especies biológicamente inmortales, es decir, que tienen una tasa de supervivencia prácticamente igual a lo largo del tiempo.
Otro caso es el de las langostas. Estos animales continúan creciendo hasta que mueren. La enzima telomerasa, que contribuye a la protección de los cromosomas de las langostas, nunca deja de funcionar y garantiza que con cada replicación celular no haya envejecimiento.
El caso de la medusa inmortal
En cuanto a los animales biológicamente inmortales, el caso más conocido es el de las medusas pertenecientes al género Turritopsis, conocidas precisamente como medusas inmortales.
Como muchas de las medusas que conocemos, pertenecen a la clase de hidrozoos, Hydrozoa.
Estos animales tienen un ciclo biológico compuesto por un estadio larvario, en el que el pequeño animal realiza pequeños movimientos hasta encontrar un sustrato al que adherirse, un estadio polipoide colonial, donde los animales se reproducen asexualmente, y un estadio medusoide, en el que los animales aparecen tal como los conocemos, están suspendidos en la columna de agua y se reproducen sexualmente.
Estas medusas en condiciones de deterioro natural son capaces, de forma sorprendente, de rejuvenecer, volviendo a la fase colonial, iniciando de nuevo todo el ciclo biológico.
El proceso se llama transdiferenciación o reprogramación celular, tanto es así que permite que células ya diferenciadas vuelvan al estadio de células madre y se especialicen nuevamente.