¿Los estornudos son la nueva normalidad? Las alergias en ascenso debido al cambio climático

Las tormentas de polvo, los incendios forestales y otros factores del cambio climático aumentan las alergias tanto directa como indirectamente mediante el aumento de partículas en suspensión, polen, la migración de vectores de enfermedades y la disminución de la biodiversidad.

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La temporada de alergias está aumentando en todo el mundo

¿Te pasó que, en los últimos años, parece que todos a tu alrededor estornudan, se quejan de picazón en los ojos o tienen problemas para respirar? No es solo una impresión y los datos son contundentes: las alergias, especialmente la rinitis alérgica y el asma, están en aumento. Y aunque pueda parecer un tema trivial, detrás de este fenómeno hay una compleja red de factores, entre los que destacan la contaminación y, sobre todo, el cambio climático.

Una alergia ocurre cuando el sistema inmunológico reacciona de forma exagerada a una sustancia o ambiente al confundirlo con un patógeno, lo que produce una respuesta inmunológica exagerada que puede incluir fatiga, hinchazón, erupciones cutáneas, congestión, tos y sibilancias o anafilaxia

El aire que nos rodea no es tan simple como parece. Además de los gases que permiten la vida, como el oxígeno, también contiene partículas microscópicas que pueden afectar nuestra salud. Entre ellas, el polvo, las emisiones de los coches y, por supuesto, el polen. Este último, aunque invisible a simple vista, es uno de los principales responsables de las alergias estacionales.

Los granos de polen son las células reproductoras masculinas de las plantas. Dependiendo de la especie, su tamaño y composición varían, lo que explica por qué algunas plantas nos hacen estornudar y otras no. Pero aquí viene la pregunta clave: ¿qué tiene que ver el cambio climático con todo esto?

Cambio climático: no solo es calor, también es polen

El cambio climático es una realidad innegable. En 2024, por primera vez, se superaron los 1.5 °C de temperatura global respecto a los niveles preindustriales, y la última década ha sido la más cálida desde que se tienen registros. Este aumento de temperatura no solo nos hace sudar más, sino que también está alterando los ciclos naturales de las plantas, lo que los científicos llaman fenología.

El aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático prolonga las temporadas de alergias y empeora la calidad del aire.

La fenología estudia eventos biológicos cíclicos, como la floración, que están estrechamente ligados al clima. Cuando el clima cambia, las plantas responden. Y una de esas respuestas es la producción de polen. Pero no se trata solo de que haya más polen, sino de que este se comporta de manera distinta.

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El aumento de las temperaturas en EE. UU. prolongó la temporada de polen entre 11 y 27 días.

Por ejemplo, entre 1995 y 2011, el aumento de las temperaturas en EE. UU. prolongó la temporada de polen entre 11 y 27 días. Estas temperaturas más cálidas generan más polen en el aire, alérgenos aerotransportados más potentes y más síntomas de alergia.

Lo que nos dicen 30 años de datos

En España, desde hace más de tres décadas, existen redes de monitoreo que miden las concentraciones de polen en el aire. Estos datos permiten ver cómo cambió la situación a lo largo del tiempo. Y lo que muestran los datos es fascinante: no solo varía la cantidad de polen, sino también los periodos en los que se emite.

Por ejemplo, algunas plantas herbáceas, como las gramíneas y las ortigas, están mostrando comportamientos más erráticos debido a los extremos climáticos, como sequías y olas de calor. En el caso de las gramíneas, aunque la cantidad total de polen no aumentó, se emite en menos tiempo, lo que intensifica sus efectos.

Se estima que la alergia alimentaria afecta al 8-11 %, la dermatitis atópica al 10-20 %, el asma alérgico al 8 % y la rinitis alérgica entre el 10 y el 40 % de la población general.

Por otro lado, las plantas leñosas, como los árboles, son más resistentes a los cambios climáticos puntuales, pero no inmunes. Un caso emblemático es el del plátano de sombra (Platanus sp.), cuyas concentraciones de polen están aumentando en el sur de España. Esto parece estar relacionado con el incremento de las temperaturas y la mayor cantidad de horas de sol en los meses previos a la emisión de polen.

El futuro de las alergias: ¿qué nos espera?

Todas estas evidencias apuntan a una conclusión clara: el cambio climático no solo está transformando el planeta, sino también nuestra salud. Las plantas están respondiendo a los nuevos patrones climáticos, y eso tiene un impacto directo en quienes sufrimos alergias.

Aunque el futuro es incierto, los datos sugieren que las alergias podrían volverse más intensas y frecuentes. Y aunque no podemos detener el cambio climático de la noche a la mañana, entender cómo nos afecta es el primer paso para adaptarnos y buscar soluciones.

Referencia de la noticia:

Ioana Agache, Cezmi Akdis, Mubeccel Akdis, et.al. Climate change and allergic diseases: A scoping review, The Journal of Climate Change and Health

https://aafa.org/wp-content/uploads/2022/08/extreme-allergies-global-warming-report-2010.pdf